La semana corta dejó a la Argentina ante el peor escenario que podía imaginarse en la lucha judicial con los bonistas que no ingresaron en los canjes de la deuda en 2005 y en 2010. La justicia de los Estados Unidos ha puesto a la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner frente al dilema de acatar los fallos y pagar a los bonistas llamados “fondos buitres”, o no hacer frente a los U$S 1.330 millones que demandan los “holdouts”. Algunos analistas consideran que el default técnico está a la vuelta de la esquina si realmente el Ministerio de Economía cumple con la amenaza de no abonar los vencimientos de la deuda reestructurada en Nueva York que vencen el 30 de este mes. Sin embargo, aún queda una instancia de negociación, pese a que públicamente, desde el Gobierno se dice que no se sentarán a negociar con los fondos buitres. Las declaraciones de los funcionarios evidencian que aún se quiere dar batalla.

Según el reporte semanal del Banco Ciudad de Buenos Aires, estos últimos movimientos oficiales parecen estar destinados a fortalecer la posición negociadora de Argentina, aunque a riesgo de complicar seriamente la resolución del conflicto. “Actualmente, la mejor de las opciones es negociar”, indica.

Tanto para los fondos litigantes, como para Argentina, es extremadamente costosa una solución de esquina. “Obviamente, Argentina no está en condiciones de pagar en efectivo, a la vez que si el gobierno patea el tablero y avanza en un cambio de jurisdicción, ingresando en un default técnico de la deuda reestructurada, no sólo las consecuencias para el país serían extremadamente costosas, sino que la sentencia que hoy tienen los fondos buitre a su favor perdería todo valor”, se indica en el informe.

Según los economistas del Banco Ciudad, una solución intermedia, en la cual Argentina paga con bonos, al igual que en el caso Repsol, con el Bonar 2024, luce como la opción más viable. “La pelota está del lado del gobierno. Esperemos que no la pinche”, señalan.

Sin lugar a duda, la negociación con los fondos buitres es una opción factible ya que la Justicia de EEUU había dejado la puerta abierta para que el país y los “holdouts” pudieran sentarse a negociar. “De hecho, hubo rumores que indican que los holdouts estarían dispuestos a aceptar el pago con bonos soberanos y el mismo juez Griesa dejo entrever esta posibilidad”, sostiene Economía & Regiones. Esta alternativa, a criterio de la consultora, también tiene a favor que facilita sortear la cláusula Rufo (el derecho de los bonistas a acceder a ofertas futuras de canjes que ofrezca Argentina; esta cláusula vence a fin de 2014).

“El punto es que el Fondo NML ha ganado el pleito y la Justicia afirma que tiene que cobrar U$S 1.330 millones en efectivo el 30 de junio. En otras palabras, Argentina debería negociar el pago con bonos, cuyo valor presente fuese cuanto menos aquella suma para que NML pudiese venderlos rápidamente en el mercado secundario y obtener cash”, estima. Sería la misma ingeniería financiera usada para abonarle a Repsol, a quien le entregó U$S 6.000 millones en bonos para cancelar una deuda de U$S 5.000 millones, acota Economía & Regiones (E&R).

Una vez cerrada la negociación, Argentina podría salir en forma completa del Veraz externo, abriendo la posibilidad de retornar a los mercados voluntarios de financiamiento y así recibir el flujo de ahorro en dólares provenientes del mundo. El riesgo país y el costo de financiamiento también podrían bajar.

Con el acuerdo con los fondos buitres y la vuelta a los mercados voluntarios de deuda, existiría la probabilidad que a Argentina ingresaran U$S 19.000 millones hasta fines de 2015, “permitiéndole al gobierno entregar el poder en forma ordenada aún con sus actuales políticas fiscales y monetarias desmedidamente expansivas”, indica E&R. Claro que para eso queda un tormentoso camino por recorrer.